Por Lidia Hunter
Monseñor Juan Abelardo Mata exhortó a los nicas residentes en New York a participar activamente en una cruzada de oración por la paz en Nicaragua y mencionó el peligro de una nueva guerra civil, entre otros temas preocupantes, entre los que también subrayó la necesidad de que los gobernantes sean honestos y los ciudadanos tengan cordura, a fin de evitar nuevos sucesos trágicos en el país.
El Obispo de la Diócesis de Estelí exhortó también a impulsar una renovación espiritual individual para promover la paz. Monseñor Mata es ampliamente conocido por su intervención en el desarme de los remanentes guerrilleros de la guerra civil de los años 80, durante el gobierno de la presidenta Violeta Chamorro (1990-1996).
Conversé con el religioso nicaraguense durante una recepción que le brindaron los feligreses en New York, después de la misa solemne que ofició en la Catedral de San Patricio, el domingo 23 de noviembre en homenaje a la Purísima Concepción de María, patrona de Nicaragua. La actividad fue organizada por el Comité Cívico Cultural Nicaragüense.
A continuación comparto extractos de la entrevista en la que Monseñor Mata subraya la urgencia de poner fin a la crisis generada después de los comicios municipales del 9 de noviembre.
¿Por qué inició su homilía con aquellas célebres palabras del Papa Juan Pablo II, quien dijo en marzo de 1983 en Managua: La primera que quiere la paz es la Iglesia? Y por qué subrayó usted la palabra miedo durante su misa?
Ciertamente porque en Nicaragua se ha impuesto la ley del terror. Cuando los grupos afectados (por los resultados electorales) salieron a la plaza a reclamar sus derechos se armaron, porque sabemos que se armaron, a muchachos pandilleros para hacer averías entre la gente que marchaba. Se les dieron morteros y machetes nuevos, tenemos fotos. Si digo que la mula es parda, es porque tengo los pelos en la mano. Las cosas fueron así, hay testimonios, imágenes de lo que se armó contra la gente que no estaba de acuerdo con los resultados de las elecciones. A esa razón obedece nuestro comunicado, al decir que la primera que quiere la paz es la Iglesia y que no estamos de acuerdo con ningún tipo de violencia venga de donde venga.
¿Cómo evalúa en este momento la situación en Nicaragua?
Es crítica, pero pienso que todo tiene solución si hay capacidad de dialogar y voluntad política para el diálogo. Pedimos al Señor que se genere esta voluntad de diálogo porque una vida que caiga es un desastre nacional. No podemos construir la patria sobre los cadáveres de los ciudadanos.
La situación de violencia sugiere que no hay diálogo.
Hasta el presente no hay diálogo, ha habido cerrazón, posiciones de fuerza. Aquí mandamos nosotros y somos la ley; soy el que manejo e interpreto la ley, esa es la posición del Consejo Supremo Electoral y no ha admitido siquiera la observación nacional ni la internacional. Admitieron alguna, pero a su acomodo.
¿Qué opina de los rumores de un nuevo pacto entre las principales fuerzas políticas?
Bueno, puede ser que ya empezó y eso sería penoso. No sería la primera vez, como la famosa Ley Marco en tiempos de doña Violeta, que aflojó lo que debía haber exigido en su momento como la entrega de las armas y por eso se prolongó más esta agonía en Nicaragua. Hay otras leyes de ajuste para buscar componendas y acomodamientos, que no han sido en beneficio del pueblo, sino de partidos políticos y personales. Sería penoso que se volviera a pensar en eso (en otro pacto). Pero hay crisis de liderazgo, por desgracia. Hay gente que solo piensa como el gato, en caer parado, o en la ventaja personal y es triste que se maneje una nación así y se exponga a la guerra civil a un pueblo.
¿Otra guerra civil?
Sí, ya hay gente armada en mi territorio. No me refiero a Estelí, me refiero a Las Segovias, entre Matagalpa y Nueva Segovia. Es otra generación que trae la herencia triste de la sangre derramada por sus mayores.
¿Qué solución vislumbra para Nicaragua?
La que hoy vine a hacer aquí, la paz. Es que la renovación de la patria no viene de los líderes, viene de cada ciudadano, que se comprometa a ser honesto y creo que sí podemos soñar con una Nicaragua diversa.
Pero hay muchos valores devaluados ahora en Nicaragua...
Pero hay una veta enorme entre el campesinado y entre los estratos medio y gente acomodada. Llamamos a hacer una vida más honesta, más humana, ser hombres con capacidad de raciocinio y con capacidad de amar. La persona humana no es algo fijo, predeterminado; hay posibilidad de cambios a largo plazo, pero únicamente cuando se comienza de los fundamentos de la persona se puede esperar un cambio, de otra manera hay mañas y acomodamientos. La Iglesia está en estado de observación, el 3 de diciembre se vuelve a reunir la Conferencia Episcopal para seguir viendo cómo van las cosas.
¿Cuál es el mensaje que deja a la comunidad nicaragüense de New York?
No es un mensaje de desesperación. Ha venido aquí un sacerdote a buscar, no líderes sociales, sino a creyentes para convidarlos a una cruzada de oración por la paz de Nicaragua, es un llamado a salir en procesión para pedirle al Señor honestidad para la gente que dirige la nación y cordura en el corazón de los ciudadanos.
Fin.
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las palabras del Sr. Obispo de la Diocesis de Esteli son muy acertados, prque ademas es la voz de todos los Obispos nicaraguenses en las circunstancias que vive Nicaragua.
ResponderEliminardoy gracias al Señor y a la Virgen, por esta peregrinacion.
y a todos los nicaraguenses que viven en el exilio.
muy bonito el blogs
con cariño
P. Henry
Nicaragua