domingo, 29 de noviembre de 2009

Así celebramos La Purísima de Nicaragua en New York

Lidia Hunter


La Purísima es una celebración popular católica de Nicaragua en honor a la Inmaculada Concepción de María; la jornada comienza el 28 de noviembre y termina el 8 de diciembre con el rezo de la Novena, pero el día más bullicioso es el 7, el día de "La Gritería". En Nicaragua miles de personas recorren las calles con bolsa en mano para cantar a la Virgen. Van de casa en casa donde se celebra la Purísima:

Unos preguntan a gritos: "¿Quién causa tanta alegría?" y otros contestan también a gritos: "La Concepción de María"; cantan a capela, al son de la marimba, la guitarra o al son de otros instrumentos musicales; también hay mucho fuego pirotécnico. Es una tradición que los dueños de la casa salgan y den regalos al público como juguetes, frutas, dulces y otras delicias, lo que contribuye a gozar del ambiente festivo.

En New York la tradición se mantiene viva. Nicas residentes New York, celebraron La Purísima este mes de diciembre con música de Mariachi, baile folclórico nacional, nacatamales, fresco de chicha, gofios, y otras delicias tradicionales traídas exclusivamente de Nicaragua para la gran celebración. Debido a que estamos al final del otoño, todo fue a puertas cerradas y, por supuesto, no hubo pólvora.

En Staten Island la familia del señor Ricardo Vílchez, contó en su Purísima con la asistencia del padre Henry Silva, que oficia en una parroquia de la Carretera Norte, Managua; el Comité Cívico Cultural Nicaragüense celebró en la Catedral de San Patricio y allí ofició la misa monseñor Carlos Herrera Gutiérrez, obispo de la diócesis de Jinotega; la comunidad de Queens cantó  a la Virgen en Mount Carmel Center y allí también estuvo el padre Henry Silva; Norita Urbina celebró en Brooklyn, con la presencia del reverendo Octavio Salinas y Norita Aguilar, en la Iglesia  San Andrés, también en Brooklyn, donde oficia un sacerdote cubano.

Yo asistí a una de las Purísimas con una amiga musulmana, originaria de irán. La convencí fácilmente para que me acompañara, cuando le dije que para mí sólo hay un Dios. Es muy pícara, hizo la mueca de que cantaba en español aunque sólo habla farsi e inglés, cuando le informé que al que no canta no le dan. No lo ví como una falta de respeto, sino como una actitud tolerante hacia otra cultura. Aquí van algunas fotos.




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