miércoles, 11 de noviembre de 2009

Sigamos con Nicaragua



Por: Alejandro Gallard Prio
Algunos de nuestros coterráneos me dicen que veo nuestra geografía, flora y fauna con ojos de Tía Zorra y que promover el turismo hacia nuestro país (Nicaragua), es en vano debido a que no tenemos ni seguridad, ni estabilidad. Respeto su opinión, pero he decidido seguir incentivando a que nos visiten, en especial, nicaragüenses que residen en el exterior, para que regresen como testigos de que sí vale la pena visitarnos.


Todo en la vida es perseverancia, ilusión y por sobre todo cultura positiva, como nos recordó el embajador Robert Callahan, en el almuerzo con los miembros de la Cámara de Comercio Nicaragüense Americana (Amcham) y que Eduardo Enríquez, Jefe de Redacción de La Prensa , acertadamente lo cita en su columna sabatina: “La cultura de progreso, tiene ciudadanos que confían en sí mismos y son autocríticos, admiten sus errores y tratan de corregirlos. Están dispuestos a acomodarse por el bien común y consideran que una distribución equitativa de los recursos del país les beneficia también a ellos.”
Pero aparte de los “nicas soñadores”, permítanme citarles a uno de mis lectores, que dice: Gracias por el envío de la descripción de tu gira turística. Efectivamente, hay mucho por hacer,  pero al mismo tiempo vale destacar lo que se ha avanzado en los últimos años. Un ejemplo es Granada,  donde hace 10 años lo único que se podía hacer era comer vigorón. Ahora hay toda una calle con restaurantitos, cafés y hasta terrazas. Hay un sinnúmero de hotelitos agradables y hasta hay una casa de ‘waffles’. Hay que destacar que mucho de esta ‘innovación’ es gracias a extranjeros que se enamoraron de esta linda ciudad e invirtieron en ella. Algo parecido vemos en San Juan del Sur, que ha pasado por una transformación impresionante. 
Parece que debe haber extranjeros para valorizar lo bello que tiene el país. Pero “that is nothing new” (esto no es nada nuevo). Viví en Costa Rica al final de los años 70 y en los 80  y vi que los impulsores de la inversión turística fueron extranjeros, gringos, holandeses, italianos... Esta realidad en el caso de Nicaragua, es una de las tantas razones por la cual es indispensable un buen clima de inversiones, incluyendo reglas claras, procedimientos sencillos y eliminación de prácticas corruptas. En este sentido es muy preocupante que hay poca seguridad para el inversionista”.
Stefan es un caballero amigo holandés, casado con una nica. Entre las cosas que admiro de él, es su franqueza y el haber comprado un par de manzanas en las Sierritas de Managua y convertirlas en bosque.  Lo que las líneas de Stefan me dicen es que a pesar de la corrupción y estupideces políticas, los extranjeros siguen invirtiendo y transformando nuestro país. Mi pregunta es: ¿Por qué no los nicas? Y la contestación es debido a nuestra cultura, ese “me vale…”, que es simplemente el  yoquepierdismo o el derrotismo, el que nos mantiene pobres.
Entre los otros comentarios recibidos, está el de un viejo amigo nicaragüense, que hoy es sacerdote católico residiendo en los Estados Unidos, quien me describe “como un vendedor de Nicaragua y sus bellezas, para que sea conocida por los que nunca han visto un ejemplo de perfecta creación paradisíaca, una tierra, donde crece, tanto el algodón,  como el sorgo; el maíz, el trigo, el cacao, el café, el maní, la yuca, el plátano, así como frutas y verduras, con panoramas de una Nicaragua hermosa, sutil, bella, con atardeceres de arco iris, con arenas negras que se besan con las olas del Pacífico y las blancas con el Caribe; de sonidos de marimbas y de jocotes dulces, de suaves y ricos perrerreques saboreados con tibio de pinol seco, de huevos chimbos y güirilas de maíz tierno y tortillas panzonas con cuajadas de la Paz Centro con Pinolillo.”
Y continúa diciéndome: “Aprende Alejandro, querido amigo, que todo lo que intentas ‘vendernos’ en nombre del ‘Turismo Obligatorio’, del interés emocional de los que seguimos amando el terruño, ya no funciona. Aprende, que los nicaragüenses de aquella generación se hacen viejos, que los que guardamos en el corazón a esa Nicaragua que tú quieres que sostengamos en nuestro corazón, esfuerzo y vida, ya no existe! Que no vale la pena, que no es saludable, que no rinde paz ni concede alegría, el visitar a Nicaragua.  
El Padre Bill Muñiz, ha presidido 48 misiones humanitarias a Nicaragua (desde el Huracán Mitch). Posoltega, Casitas, Guanacastal, Hospital España, Los Orfanatorios, Los Quemados de Nandaime, San José Bocay y la epidemia de lepra de montaña, Waspan, el Río Coco, San Carlos y las aldeas adyacentes y tiene razón de estar disgustado y asqueado, pero no por eso, le dije en mi comentario a su correo, vamos a parar la lucha a favor de los abandonados, ya que Nicaragua está llena de abandonados y no puede ser que unos inútiles corruptos, nos obliguen a tirar la toalla.
Por lo anterior, es que sigo insistiendo que no podemos dejar la lucha, pero no con mentalidad de político, ya que ella no produce progreso, ni elimina la miseria y mucho menos brinda salud y educación, sino con la cultura de progreso que citaba el embajador Callahan, donde por supuesto hay riesgos, como todo en la vida, pero si no los enfrentamos, el riesgo se convierte en pesadilla.
No podemos admitir derrota como el lobo del poema de Darío.  Unámonos a los hermanos Francisco, ya que sólo amando, como  siempre nos dice el Padre Bill, se puede vencer el mal y proyectar a Nicaragua hacia una era de Progreso, Honestidad, Dignidad y Civismo.

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