Por Lidia Hunter
Al finalizar la ceremonia y hacer las respectivas entrevistas, periodistas y fotógrafos corrimos hacia los tres helicópteros del ejército que nos esperaban con los motores encendidos en formación triangular para volver a Managua.
Yo me estaba estrenando como corresponsal de la Agencia Francesa de Prensa (AFP) y me sentía muy emocionada, porque tenía en mis manos una gran historia que nunca llegué a escribir ya que me convertí en parte de la noticia que escribió mi ex jefe y querido amigo, Josexto Zaldúa.
Por error de uno de los pilotos, dos de los helicópteros chocaron en el aire poco después de haber iniciado el viaje y rápidamente cayeron a tierra. La situación era caótica, pues había mucha tensión política en el país y un atentado no hubiera sorprendido a nadie en ese momento.
El helicóptero en el que viajaba no tenía cinturones de seguridad; me había sentado cerca de una de las puertas laterales y empezaba a revisar mis notas cuando sentí un golpe rotundo sobre mi espalda. Ví los ojos desorbitados de Peter, el fotógrafo inglés que estaba sentado frente a mí, empecé a sentir el descenso repentino e inestable de la nave y grité: Nooooooo.......
No recuerdo haber sentido, hecho o pensado algo más. No ví ningún túnel ni ninguna luz; recobré la conciencia minutos después cuando escuché que alguien me preguntaba: ¿Estás bien?. Respondí que sí, de forma automática.
En ese momento dos amigos trasladaban mi ensangrentado cuerpo hacia un lugar seguro en el campo de fútbol donde habían caído las naves, las cuales eran consumidas por el fuego. Lo recuerdo porque una vez ví las imágenes que filmaron los colegas del tercer helicóptero.
Después de una larga convalescencia volví al trabajo. Me recuperé rápidamente gracias a la familia, los amigos y los colegas, especialmente gracias a los cuidados de mi hermana Margarita, mi tía Tere y mi ex Jeff Cassel.
Exactamente un año después del accidente me encontraba en Casa Presidencial para entrevistar a la presidenta Violeta Chamorro cuando de pronto una joven me llamó, me acerqué a su escritorio y me dijo: Quiero devolverle algo.
Había esperado todo ese tiempo para entregarme el bolso de mano con el que yo viajaba aquel día trágico. Fue tanta mi emoción que ni siquiera le pedí explicaciones y escapé rápidamente de allí.
En el bolso estaba el lapicero que un amigo me había regalado como recuerdo de un viaje a la ex Alemania Democrática. Todavía lo conservo y hoy, mientras limpiaba mi librero, lo encontré lleno de polvo y me hizo recordar que hace 18 años pudo haber llegado el esperado y temido día cuando supuestamente se ve esa luz...
Basta hacer clic en "comentarios" para que deje aquí sus opiniones. Alguien pidió el video pero no lo tengo. A lo mejor uno de los colegas quiere compartirlo en esta bitácora.
Buenos Días Lidia:
ResponderEliminarMe pareció muy buena tu página.
Me gustó la historia del Cementerio.
Me llamó la atención tu artículo sobre el 27/06/1990. Usastes la palabra "Rebeldes Anti-Sandinistas", me extraño la frase porque yo los conozco como Contras o re-contras. Luego llegue a entender que si hubieras usado esas dos palabras no te hubieran entendido muchas personas extranjeras. Ya que la palabra "Contra" como tal no da alusión a un grupo armado opositor, a no ser que el lector sea Nica!! de lo contrario dejarías despistados a muchos.
Me pareció muy bien tu página. Y me gustó que no tiene anuncios publicitarios.
Saludos
Me alegro tanto, que luego de 18 años continues dandole duro a la pluma. Que sean muchos, pero muchisimos años mas.
ResponderEliminarMe gusta tu blog, es dinámico, fresco. Da gusto leerlo.
Las imágenes de aquél accidente de los dos helicópteros, eran espectaculares y pavorosas, porque dentro de esos dos aparatos iban personas a quienes estimaba, estimo y estimaré mucho.
ResponderEliminarRecuerdo que yo era Jefe de Información del Canal 6 y había designado para cubrir ese evento a un equipo periodistico encabezado por Rosemery Thorton.
A pesar que visioné las imágenes después que estaban a salvo, aquellas tomas me hacian, literalmente, temblar por el peligro inminente que estuvieron todos, incluyendo por supuesto al personal asignado.
Me alegra saber que hace 18 años Dios te preservó la vida y la de todos los que iban ahí. Qué bueno que ahora nos hagás recordar aquella eventualidad en mejores condiciones: con vida, con salud, con nuevas circunstancias y nuevas experiencias profesionales como este blog que disfruto desde Nicaragua.
Que Dios te siga guardando.
Luis Mora Sánchez
Felicidades Lidia por tu blog. Tu historia nos muestra la inseguridad en que trabajan las y los periodistas en todo el mundo, así como la valentía y el compromiso que ponen en su el trabajo de campo. Espero poder colaborar en tu blog, podés visita mi bitácora http://marthaceciliaruiz.blogia.com
ResponderEliminarSaludos,
Martha C. Ruiz
Periodista
Managua